Ir al súper sin sabotearte: la historia de una compra bien pensada
Jun 25, 2025
Un domingo, una lista y una pequeña gran decisión
Laura respiró hondo antes de salir. No era un día especial. Solo iba al súper.
Pero ese domingo algo en ella había cambiado.
Después de semanas de sentir que su refri estaba lleno... pero que no tenía “nada que comer”, decidió hacer algo diferente. No más compras impulsivas. No más snacks que la hacían sentir peor. No más improvisaciones.
Tomó su cuaderno, escribió cinco platos base para la semana —todos alineados con su decisión de seguir una alimentación tipo paleo— y armó una lista realista, práctica y sin excusas.
El primer error evitado: ir con hambre
La última vez que fue al supermercado con el estómago vacío, terminó con papas fritas, galletas “light” y dos cajas de cereales que no pensaba comprar. Esta vez comió antes de salir.
Un puñado de nueces, una infusión, y listo. Su mente estaba más enfocada.
“Cuando comes antes, compras con la cabeza, no con el hambre.”
Menú en mente, decisiones más fáciles
En lugar de improvisar en cada pasillo, Laura pensó en cinco platos base fáciles de preparar, nutritivos y que cumplieran con los principios de la alimentación paleo. Esto le dio claridad al momento de elegir:
- Salmón al horno con espárragos y batata
- Tortilla de vegetales con aguacate y ensalada fresca
- Pollo al curry con leche de coco y arroz de coliflor
- Ensalada de atún con huevo duro, palta y semillas
- Salteado de carne con brócoli, jengibre y zanahoria
Con esos cinco platos en mente, armó su lista con solo lo que realmente necesitaba. Así no solo evitó compras innecesarias, sino que se aseguró de tener variedad y equilibrio.
Lista en mano: menos estrés, más eficiencia
Antes, Laura escribía una lista a medias, en una hoja suelta o en el bloc del celular. Esta vez, la dividió por categorías:
- Proteínas: pescado, huevos, carne magra
- Vegetales: de hoja, crucíferas, raíces
- Frutas bajas en azúcar: berries, manzana verde, cítricos
- Grasas saludables: aceite de oliva, palta, nueces
- Extras funcionales: cúrcuma, jengibre, semillas
Este pequeño cambio fue un antes y un después.
✔️ Tardó menos tiempo en cada pasillo
✔️ Evito comprar doble de lo que ya tenía
✔️ Y por primera vez, no se sintió abrumada al llegar a la caja
Una lista bien pensada no es sólo logística. Es un acto de claridad y presencia.
Lo ¨saludable¨ también puede engañar
Frente a una barra de cereal que prometía “energía natural”, Laura giró el empaque.
❌Primer ingrediente: jarabe de glucosa.
❌Segundo: maltodextrina.
❌Tercero: azúcar.
"No gracias", pensó. Aprendió que el verdadero contenido está en los ingredientes, no en la promesa de la etiqueta frontal.
Pasillos que no necesitaba, tentaciones que no aparecieron
Laura solía recorrer todo el súper “por si acaso”. Siempre caía en ofertas, nuevos productos “naturales” o snacks que no estaban en el plan. Esta vez, su lista fue su mapa y su menú fue su brújula.
Evitó pasillos de cereales, galletas, jugos, panificados y productos ultraprocesados. En lugar de “ver qué encontraba”, buscó lo que ya sabía que necesitaba. Esto no solo la ayudó a ahorrar, sino que salió del supermercado más ligera, con menos decisiones mentales y cero arrepentimientos en la bolsa.
Una compra que se siente como autocuidado
Salir del supermercado con bolsas llenas de cosas que eliges conscientemente se siente distinto.
No es solo comida. Es energía para la semana. Es coherencia con tus decisiones. Es respeto por tu cuerpo.
Y todo empezó con una pequeña gran elección: hacerlo diferente.